-
Tenía una cámara cara que exigía pensar antes de apretar el disparador, y yo me convertí rápidamente en su sujeto favorito, con la cara redonda, sin dientes y un flequillo espeso que necesitaba un recorte. Siguen siendo las fotos que más me gustan de mí misma, porque transmiten esa seguridad de la juventud que ya no tengo, sobre todo delante de una cámara.