Autores:
  • No tuvo piedad. Le miró el cuello y pensó en cómo le gustaría pinchárselo con el cuchillo que tenía para su magdalena. Conocía suficiente anatomía como para estar seguro de llegar a la arteria carótida. Y, al mismo tiempo, quiso cubrir de besos su rostro pálido y delgado.

    W. Somerset Maugham (2016). “Of Human Bondage (Diversion Classics)”, p.403, Diversion Books