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  • Por los siglos de los siglos ha habido padres como Nathan que simplemente no ven otra manera de tener una hija que poseerla como una parcela de tierra. Para trabajarla, ararla, hacer llover sobre ella un terrible veneno. Milagrosamente, hace que estas niñas crezcan. Se alargan en los tallos pálidos y delgados de su anhelo, como girasoles de cabeza pesada. Puede escudarlas con su cuerpo y su alma, intentando absorber esa horrible lluvia, pero seguirán avanzando hacia él. Sin cesar se inclinarán hacia su luz.

    Barbara Kingsolver (2008). "La Biblia de Poisonwood", p.162, Faber & Faber