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La edad es un terrible ladrón. Justo cuando le estás cogiendo el tranquillo a la vida, te tumba las piernas y te encorva la espalda. Te hace doler, te enturbia la cabeza y esparce silenciosamente el cáncer por todo tu cónyuge.
La edad es un terrible ladrón. Justo cuando le estás cogiendo el tranquillo a la vida, te tumba las piernas y te encorva la espalda. Te hace doler, te enturbia la cabeza y esparce silenciosamente el cáncer por todo tu cónyuge.