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Me he puesto en marcha y he descubierto que ni siquiera el viaje más sencillo de la mente tiene fin. Empiezo y enseguida se me presentan cien rutas alternativas. Elijo una y, nada más empezar, aparecen cien más. Cada vez que intento acotar mi intención, la amplío, y sin embargo esos estrechos y canales siguen conduciéndome a mar abierto, y entonces me doy cuenta de lo vasto que es todo, este asunto de la mente. Me confunde el agua brillante y el tamaño del mundo.