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Pero tienes una jugosa arteria en la ingle", dijo tras una pausa para reagruparse, con la voz tan escurridiza como una serpiente en un tobogán. "No digas obscenidades", le dije. "No voy a escuchar eso.
Pero tienes una jugosa arteria en la ingle", dijo tras una pausa para reagruparse, con la voz tan escurridiza como una serpiente en un tobogán. "No digas obscenidades", le dije. "No voy a escuchar eso.