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Ciertamente, la felicidad es reflectante, como la luz del cielo; y todo semblante, brillante de sonrisas y resplandeciente de inocente gozo, es un espejo que transmite a los demás los rayos de una benevolencia suprema y siempre resplandeciente.
Ciertamente, la felicidad es reflectante, como la luz del cielo; y todo semblante, brillante de sonrisas y resplandeciente de inocente gozo, es un espejo que transmite a los demás los rayos de una benevolencia suprema y siempre resplandeciente.