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Cuando se reúnen, no tardan más de unos minutos en volver todos al estado natural, como un grupo abandonado a su suerte por un naufragio. Eso es una familia. También la tormenta en el mar, el barco y la orilla desconocida. Y los sombreros y los alambiques de whisky que fabricas con bambú y cocos. Y el fuego que enciendes para alejar a las fieras.