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¡Oh Hijo del Espíritu! Mi primer consejo es éste: Posee un corazón puro, bondadoso y radiante, para que la tuya sea una soberanía antigua, imperecedera y eterna.
¡Oh Hijo del Espíritu! Mi primer consejo es éste: Posee un corazón puro, bondadoso y radiante, para que la tuya sea una soberanía antigua, imperecedera y eterna.