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  • Hay en las almas una simpatía con los sonidos: Y a medida que la mente se afina el oído se complace con aires melosos, o marciales, enérgicos o graves; Algún acorde al unísono con lo que oímos se toca dentro de nosotros, y el corazón responde.

    William Cowper (1822). “The poems of William Cowper”, p.136