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Pero tú siempre fuiste un buen hombre de negocios, Jacob -titubeó Scrooge, que ahora empezaba a aplicárselo a sí mismo. Negocios -exclamó el Espectro, retorciéndose de nuevo las manos-. "La humanidad era mi negocio; la caridad, la piedad, la tolerancia y la benevolencia eran, todas ellas, mi negocio. Los negocios de mi comercio no eran más que una gota de agua en el océano de mis negocios.