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Si emites una opinión, es una estupidez no hacerlo con un aire de convicción y conocimiento bien fundado. La haces tuya al pronunciarla y, naturalmente, te aficionas a ella.
Si emites una opinión, es una estupidez no hacerlo con un aire de convicción y conocimiento bien fundado. La haces tuya al pronunciarla y, naturalmente, te aficionas a ella.