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Es difícil perdonar, y mirar esos ojos, y sentir esas manos gastadas -respondió él-. Bésame otra vez; ¡y no me dejes ver tus ojos! Perdono lo que me has hecho. Amo a mi asesino, ¡pero al tuyo! ¿Cómo podría?
Es difícil perdonar, y mirar esos ojos, y sentir esas manos gastadas -respondió él-. Bésame otra vez; ¡y no me dejes ver tus ojos! Perdono lo que me has hecho. Amo a mi asesino, ¡pero al tuyo! ¿Cómo podría?