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La gran noticia es que Dios lo sabe todo sobre ti, tanto lo bueno como lo malo, y aun así te ama y te valora incondicionalmente. Dios no siempre aprueba nuestro comportamiento. No le agrada cuando vamos en contra de su voluntad, y cuando lo hacemos, siempre sufrimos las consecuencias y tenemos que trabajar con Él para corregir nuestros pensamientos, palabras, acciones o actitudes. Y aunque debes trabajar para mejorar en las áreas en las que te quedas corto, nada de lo que hagas hará que Dios te ame menos... o más. Su amor es una constante en la que puedes confiar.