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El resentimiento siempre te hace más daño a ti que a la persona resentida. Mientras que tu ofensor probablemente ha olvidado la ofensa y ha seguido con su vida, tú sigues sumido en tu dolor, perpetuando el pasado. Escucha: los que te hicieron daño en el pasado no pueden seguir haciéndote daño ahora a menos que te aferres al dolor a través del resentimiento. Tu pasado es pasado. Nada lo cambiará. Sólo te haces daño a ti mismo con tu rencor. Por tu propio bien, aprende de ello y olvídalo.