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Señora, señora, nunca empieces Conversación hacia tu corazón; Mantén serenas tus bonitas palabras; Nunca murmures lo que quieres decir. Muéstrate, por palabra y mirada, Rápida y superficial como un arroyo. Sé tan fresca y rápida como una gota de nieve de abril; Sé tan delicada y alegre como una flor de cerezo en mayo. Dama, dama, nunca hables de las lagrimas que queman tu mejilla- Ella nunca lo ganara, cuyas palabras mostraron que temia perder. Se sabia y nunca triste, Conseguiras a tu encantador muchacho. Nunca seas seria, ni verdadera, Y tu deseo se cumplirá- Y si eso te hace feliz, niña, Serás la primera en hacerlo.