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Cuando vas por el carril rápido y pasas perezosamente por delante de unos cuantos coches duros y te sientes bastante satisfecho contigo mismo y luego cambias accidentalmente de cuarta a primera en lugar de tercera, haciendo que el motor se salga del capó en un feo desastre, tiendes a perder el ritmo de la misma manera que este comentario hizo perder el suyo al Ford Prefect.