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La noche era algo muy distinto. Era densa, más espesa que las propias paredes, y estaba vacía, tan negra, tan inmensa que en su interior podías rozar cosas espantosas y sentir que rondaba y merodeaba un extraño y misterioso horror.
La noche era algo muy distinto. Era densa, más espesa que las propias paredes, y estaba vacía, tan negra, tan inmensa que en su interior podías rozar cosas espantosas y sentir que rondaba y merodeaba un extraño y misterioso horror.