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Nada es tan tedioso como los días renqueantes, Cuando los ventisqueros cubren anualmente todos los caminos, Y el hastío, fruto agrio de la penumbra incrédula, Asume el control del telar inmortal del destino.
Nada es tan tedioso como los días renqueantes, Cuando los ventisqueros cubren anualmente todos los caminos, Y el hastío, fruto agrio de la penumbra incrédula, Asume el control del telar inmortal del destino.