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Toda relación amorosa se basa en un acuerdo no escrito que los amantes concluyen irreflexivamente en las primeras semanas de su amor. Todavía están en una especie de sueño, pero al mismo tiempo, sin saberlo, están redactando, como abogados inflexibles, las cláusulas detalladas de su contrato. ¡Oh amantes! Tened cuidado en esos peligrosos primeros días. Una vez que hayáis llevado el desayuno a la cama, tendréis que llevarlo para siempre, a menos que queráis ser acusados de desamor y traición.