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  • Levantó la mano para coger uno y bajó con varios, y siguieron llegando, bañándole, flotando a su alrededor. Nunca los hilos de los tampones le habían parecido tan hermosos mientras subían y bajaban con el viento, aterrizando en el suelo y luego girando y flotando de nuevo, cayendo y subiendo, cayendo y subiendo.

    John Green (2008). “An Abundance of Katherines”, p.178, Penguin