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Existo, soy, estoy aquí, me estoy convirtiendo, hago mi propia vida y nadie más la hace por mí. Debo afrontar mis propios defectos, errores, transgresiones. Nadie puede sufrir mi no-ser como yo, pero mañana es otro día, y debo decidir dejar mi cama y vivir de nuevo. Y si fracaso, no tengo el consuelo de culparte a ti, a la vida o a Dios.