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Poco a poco las cosas empezaron a tomar un nuevo aspecto. La sensación de inseguridad desapareció, las palabras salieron solas, ya no era tan dolorosamente consciente de todo lo que decía. Seguí bebiendo y sentí que la gran ola suave se acercaba y me abrazaba; la hora oscura empezó a llenarse de imágenes y sigilosamente la procesión silenciosa de los sueños apareció de nuevo superpuesta al paisaje lúgubre y gris de la existencia.