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  • De vez en cuando me encuentro con alguien que dice que no le gusta el chocolate y, aunque vivimos en un país en el que todo el mundo tiene derecho a comer lo que quiera, quiero dejar constancia de que no me fío de esa gente, que creo que les pasa algo y que probablemente -y esto hay que decirlo- sean unos completos inútiles en la cama.