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Colin decidió entonces que la mente femenina era un órgano extraño e incomprensible, que ningún hombre debía siquiera intentar comprender. No había mujer viva que pudiera ir del punto A al B sin detenerse en el C, D, X y 12 a lo largo del camino.
Colin decidió entonces que la mente femenina era un órgano extraño e incomprensible, que ningún hombre debía siquiera intentar comprender. No había mujer viva que pudiera ir del punto A al B sin detenerse en el C, D, X y 12 a lo largo del camino.