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Empecé a preguntarme si algo existía de verdad, si la realidad no era una sustancia gelatinosa e informe captada sólo a medias por mis sentidos..... Si eso fuera cierto, cada uno de nosotros vivía en un aislamiento absoluto. La idea me aterrorizaba. Me consolaba la idea de que podía tomar esa gelatina y moldearla para crear lo que quisiera... A veces sentía que el universo fabricado a partir del poder de la imaginación tenía contornos más fuertes y duraderos que el borroso reino de las criaturas de carne y hueso que me rodeaban.