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Los tipos obvios de fascistas estadounidenses son tratados en las ondas y en la prensa. Estos demagogos y chiflados son tapaderas de otros. Por muy peligrosas que sean estas personas, no son tan importantes como otros miles de personas de las que nunca se ha hablado. El fascista americano prefiere no utilizar la violencia. Su método consiste en envenenar los canales de información pública. Con un fascista, el problema nunca es cómo presentar mejor la verdad al público, sino cómo utilizar mejor las noticias para engañar al público para que dé al fascista y a su grupo más dinero o más poder.