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  • Fue ver a Madeline Alby comer queso con todo su ser, como si fuera la primera y mejor vez, lo que le hizo darse cuenta de que nunca había probado realmente el queso, ni las galletas, ni la vida. Y no quería que su hija viviera así. La había trasladado a su propia habitación la noche anterior... No había dormido bien, y se había levantado cinco veces durante la noche para ver cómo estaba, sólo para encontrarla durmiendo plácidamente, pero podía perder un poco de sueño si Sophie podía ir por la vida sin sus miedos y limitaciones. Quería que ella experimentara todo el glorioso queso de la vida.