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  • La Mujer de Invierno es tan salvaje como una ventisca, tan fresca como la nieve recién caída. Aunque algunos la consideran fría, tiene un corazón ardiente bajo ese exterior de reina de hielo. Le gusta la austera sencillez del arte japonés y la atrevida complejidad de la literatura rusa. Prefiere las líneas nítidas a las fluidas, la melancolía a los pucheros y el rock and roll al country and western. Su bebida es el vodka, su coche es alemán, su analgésico es el Advil. A la Mujer de Invierno le gustan los hombres débiles y el café fuerte. Es propensa a la anemia, la histeria y el suicidio.