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  • de alguna manera hemos pasado por alto el hecho de que este tesoro llamado corazón también puede estar roto, ha estado roto, y ahora yace en pedazos bajo la superficie. Cuando se trata de hábitos que no podemos dejar o de patrones que no podemos detener, de ira que surge de la nada, de miedos que no podemos superar o de debilidades que odiamos admitir... mucho de lo que nos preocupa sale de los lugares rotos de nuestro corazón que claman por alivio. Jesús habla como si todos tuviéramos el corazón roto. Haríamos bien en confiar en su perspectiva al respecto.