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Por muy corruptos, codiciosos y desalmados que se vuelvan nuestro gobierno, nuestras empresas, nuestros medios de comunicación y nuestras instituciones religiosas y benéficas, la música seguirá siendo maravillosa.
Por muy corruptos, codiciosos y desalmados que se vuelvan nuestro gobierno, nuestras empresas, nuestros medios de comunicación y nuestras instituciones religiosas y benéficas, la música seguirá siendo maravillosa.