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  • Y no nos equivoquemos: la ironía nos tiraniza. La razón por la que nuestra omnipresente ironía cultural es a la vez tan poderosa y tan insatisfactoria es que es imposible identificar a un ironista. Toda la ironía estadounidense se basa en un implícito "no quiero decir realmente lo que estoy diciendo". Entonces, ¿qué quiere decir la ironía como norma cultural? ¿Que es imposible querer decir lo que se dice? ¿Que quizá sea una pena que sea imposible, pero que hay que despertarse y oler el café de una vez? Lo más probable, creo, es que la ironía de hoy acabe diciendo: "Qué banal por tu parte preguntar qué quiero decir realmente.

    David Foster Wallace (2012). “A Supposedly Fun Thing I'll Never Do Again”, p.55, Hachette UK