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Cuando te entregas a ti mismo, surge algo nuevo... el mundo se expande, surge un poco de bondad y se produce un pequeño milagro. Nunca debes subestimar este milagro. Demasiadas personas buenas piensan que tienen que convertirse en Mother Teresa o Albert Schweitzer, o incluso en Papá Noel, y realizar grandes actos si quieren ser dadores. No ven las sencillas aperturas del corazón que pueden practicarse en cualquier lugar con casi cualquier persona.