-
Quien conoce el nombre de un hombre, guarda la vida de ese hombre. Así, a Ged, que había perdido la fe en sí mismo, Vetch le había dado ese regalo que sólo un amigo puede dar, la prueba de una confianza inquebrantable e inquebrantable.
Quien conoce el nombre de un hombre, guarda la vida de ese hombre. Así, a Ged, que había perdido la fe en sí mismo, Vetch le había dado ese regalo que sólo un amigo puede dar, la prueba de una confianza inquebrantable e inquebrantable.