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  • Ahora se daba cuenta de que sólo estaba empezando a ver hasta qué punto su destino era seguir, caminar ciegamente hacia destinos que nunca podría comprender. En el destino había recompensa, en la entrega del corazón a Dios había una magnificencia indescriptible. En el momento en que uno está seguro de que todo está perdido, ¡mira lo que se gana!