-
Ella había aprendido, en su vida, que el tiempo vivía dentro de ti. Eres tiempo, respiras tiempo. Cuando era joven, tenía un hambre insaciable de tiempo, aunque no entendía por qué. Ahora llevaba dentro una cacofonía de tiempos y últimamente ahogaba al mundo. Seguía siendo agradable tumbarse cerca del manzano. Las peonías, por su aroma, también estaban bien. Cuando caminaba por el bosque (ahora con poca frecuencia) se abría paso por el sendero, dejando paso al niño que llevaba dentro para que corriera delante de ella. Podía ser difícil elegir el tiempo fuera sobre el tiempo dentro.