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La gente siempre dice que es más difícil curar un corazón herido que un cuerpo herido. Mentira. Es exactamente lo contrario: un cuerpo herido tarda mucho más en curarse. Un corazón herido no es más que cenizas de recuerdos. Pero el cuerpo lo es todo. El cuerpo es sangre y venas y células y nervios. Un cuerpo herido es cuando, después de dejar a un hombre con el que has vivido tres años, te acurrucas en tu lado de la cama como si todavía hubiera alguien a tu lado. Eso es un cuerpo herido: un cuerpo que se siente conectado a alguien que ya no está.