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  • Sus movimientos eran tan rápidos, silenciosos y furtivos, como los de un sabueso adiestrado en la búsqueda de un rastro, que no pude por menos de pensar en el terrible criminal que habría sido si hubiera volcado su energía y sagacidad contra la ley en lugar de emplearlas en su defensa. -Dr. Watson, El signo de los cuatro

    Arthur Conan Doyle (2016). “The Sign of the Four”, p.51, Arthur Conan Doyle