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Eras un gato callejero, pavoneándote tan libre y lleno de orgullo. Pero pude ver tu herida abierta. Y sin pensarlo realmente, lo atribuí a otra cosa genial de ti. Nunca me había dado cuenta de cuánto te dolía.
Eras un gato callejero, pavoneándote tan libre y lleno de orgullo. Pero pude ver tu herida abierta. Y sin pensarlo realmente, lo atribuí a otra cosa genial de ti. Nunca me había dado cuenta de cuánto te dolía.