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  • Vamos por la calle cogidos de la mano. Hay un parque infantil al final de la manzana, y yo corro hacia los columpios y me subo y Henry coge el que está a mi lado mirando en dirección contraria. Y nos columpiamos cada vez más alto pasando el uno junto al otro, a veces sincronizados y a veces pasando el uno junto al otro tan rápido que parece que vamos a chocar. Y reímos y reímos, y nada puede estar triste, nadie puede estar perdido o muerto o lejos. Ahora mismo estamos aquí y nada puede estropear nuestra perfección ni robarnos la alegría de este momento perfecto.