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Las muchachas se ruborizan, a veces, porque están vivas, deseando a medias estar muertas para salvar la vergüenza. El súbito rubor las devora, cuello y frente; Se han acercado demasiado al fuego de la vida, como mosquitos, y se encienden corporalmente, con alas y todo. ¿Y entonces qué? ¿Quién lo siente por un mosquito o una niña?