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Tiene usted el más repugnante complejo Florence Nightingale -dijo la señora Sonriente-. No es eso en absoluto, y usted lo sabe muy bien. En general, me desagradan mis semejantes; me resultan tan difíciles de entender. Pero tengo una mente ordenada y las vidas desordenadas me irritan. Además, son incivilizados.