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  • Nuestra falta de comunidad es intensamente dolorosa. Un programa de televisión no es comunidad. Un par de horas en un banco de la iglesia cada sábado no es comunidad. Una corporación multinacional no es ni un ser humano ni una comunidad, y en los talleres clandestinos, los campos contaminados de la agroindustria, los laboratorios de mutación genética, las zonas ecológicamente muertas, se muestra la inhumanidad. Sin una auténtica comunidad espiritual, la vida se convierte en una lucha tan solitaria y sombría que incluso Hillary Clinton ha admitido que "se necesita un pueblo".

    David James Duncan (2007). “God Laughs & Plays: Churchless Sermons in Response to the Preachments of the Fundamentalist Right”, p.99, Triad Institute, Inc.