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  • Creo que nunca veré un poema tan hermoso como un árbol. Un árbol cuya boca hambrienta se aprieta contra el dulce pecho de la tierra; Un árbol que mira a Dios todo el día Y levanta sus frondosos brazos para rezar; Un árbol que en verano puede llevar Un nido de petirrojos en el pelo; Sobre cuyo pecho se ha posado la nieve; Que vive íntimamente con la lluvia. Los poemas los hacen los tontos como yo, pero sólo Dios puede hacer un árbol.

    "Trees" l. 11 (1913)