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  • Tantea tu espíritu como los músicos las teclas antes de dejar caer la música; te aturde poco a poco. Prepara tu frágil sustancia para el golpe etéreo de martillos más débiles, que se oyen más lejos, luego más cerca, luego tan despacio que tu aliento tiene tiempo de enderezarse, tu cerebro de burbujear frío, - Trata de un rayo imperial que arranca la cabellera de tu alma desnuda.

    Emily Dickinson (2012). “Selected Poems”, p.11, Courier Corporation