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  • Mi rostro en tu ojo, el tuyo en el mío aparece, Y verdaderos corazones llanos en los rostros descansan; ¿Dónde encontrar dos hemisferios mejores, Sin norte nítido, sin oeste declinante? Si nuestros dos amores son uno, o tú y yo amamos tan igual, que ninguno decae, ninguno puede morir.

    John Donne, Theodore Redpath (2009). “The Songs and Sonets of John Donne”, p.227, Harvard University Press