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Era menos humillante admitir que llorabas por tus pies que porque... porque alguien se había entretenido contigo y tus amigos se habían olvidado de ti, y otras personas te trataban con condescendencia.
Era menos humillante admitir que llorabas por tus pies que porque... porque alguien se había entretenido contigo y tus amigos se habían olvidado de ti, y otras personas te trataban con condescendencia.