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Los hombres acudían en masa a verla y ascendían a ella por ser una novedad y de dimensiones únicas. Era el juguete de la exposición. Mientras somos niños nos atraen los juguetes, y la torre era una buena demostración de que todos somos niños atraídos por baratijas. Se puede afirmar que ese es el propósito de la Torre Eiffel.