-
Lamentar las propias experiencias es detener el propio desarrollo. Negar las propias experiencias es poner una mentira en boca de la propia vida. Es nada menos que una negación del alma.
Lamentar las propias experiencias es detener el propio desarrollo. Negar las propias experiencias es poner una mentira en boca de la propia vida. Es nada menos que una negación del alma.