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Ojalá la gracia y la curación fueran cosas más abracadabrantes. También, que delicadas campanas de plata sonaran para anunciar la llegada de la gracia. Pero no, es un atasco, un esfuerzo y un escarceo, en el suelo, en el silencio, en la oscuridad.
Ojalá la gracia y la curación fueran cosas más abracadabrantes. También, que delicadas campanas de plata sonaran para anunciar la llegada de la gracia. Pero no, es un atasco, un esfuerzo y un escarceo, en el suelo, en el silencio, en la oscuridad.